2) COLONIA Coto de caza (by Juande)
Si le digo a mis hijos que yo tenía en el perchero de mi habitación una escopeta de plomos y que me dedicaba a matar pobrecitos gorriones, por lo menos mi hija me deja de hablar durante unos cuantos meses. Que nuestros padres nos dejasen tener escopeta y estar dando tiros por la Colonia es algo que no se entiende con nuestra mentalidad de hoy. No recuerdo que hubiese ningún herido como resultado de nuestras cacerías, aunque hicimos bastantes destrozos entre la población gorrionil. Especialmente denigrante a ojos de hoy está la actividad de disparar a los pájaros por la noche cegándolos con una linterna en los plataneros de la piscina. Uno de los guantazos más implacables que recibí en mi infancia lo recibí cuando un padre descubrió que afinaba puntería disparando a los cristales de las farolas (los mosquitos que se metían dentro me delataron). En esa época, no sólo te podía caer una torta de tu padre sino de cualquier otro padre, y ni se te ocurría decir nada en tu casa porque te caía otra más grande
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Rosa -